Ana Fores Tamayo
My Father who…
My Father who art in heaven,
Are you really there? And where exactly are your azure skies?
Are your Elysian Fields some ethereal other
in some far-off realm,
or is it a little bit of paradise on earth,
a spotted leaf of green and yellow, harking to the sun,
a rooster cocking his sweet song come morning,
the smell of lusty café con leche at dawn’s break,
when I sleepily rise from bed,
while my husband hands me my morning mug,
the aroma of celestial heights gently lifting me from slumber?
hallowed be thy name.
Is your name Dios, Allah, Père, Gud, Yahweh, or Eloah?
Is it the trees shimmering gently in the winsome wind,
the thundering waves crashing along the salted seacoast,
the woodpecker tapping the tree trunk to scavenge its next meal,
the child reaching out for his mother’s breast?
Thy kingdom come.
thy will be done, on earth as it is in heaven.
If your kingdom does arrive, when will that ever be?
We will soon need that glorious realm breaking dusty dawn,
or have you not seen this wily world fall apart in misery, at the seams,
In the horror of war and greed and pain?
Heaven seems Utopia, yet other earthly too:
nothing here to bear celestial fruit.
Agony faced by migrants, by children hungering at our borders,
fatigued mothers tying shoelaces that fall apart,
holding up torn-up trousers with a shoestring for their boys…
While the big fat men resort to golf clubs in their verdant fields,
Banks rolling in the opulence of few,
their taxed greens only for those full-bodied heavies
behind those gated columns rich in pompous pretense.
Yet the meek lay their wearied heads to rest
between the barred columns of those prison gates:
detention all they know.
Give me this day my daily bread;
I beg you, oh my God.
Give me hope, give me solace, give to them—not me—that little bit of mercy
That we all know can make or break a life…
and forgive me my trespasses,
for having, for not sharing, for enjoying life, for not caring
while little migrant children walk those miles, haunt those shadows,
wake those nightmare dreams…
as I forgive those who trespass against me;
let me cry next to the bully who raised his hand against me,
who called me names, who shattered my fragile ego.
Let me forgive myself for trespassing against my better self.
and lead me not into temptation.
let me find the tranquility of passion, the fruitfulness of gratitude,
the abundance of self-reliance, the fortitude of mercy.
Let me find that young child quivering, let me cover her in splendor,
in coats of strength, of compromise, of angel white.
but deliver me from evil. Deliver me to mercy…
oh my god
Padre mío que …
An interpretation, not translation
(because translation is never poetry)
Padre mío que estás en el cielo,
¿Dónde te encuentras en realidad? ¿Y dónde se hallan tus cielos azules?
¿Serán tus campos Elíseos de algún otro etéreo
en un reino lejano,
o será un poco del paraíso en la tierra,
una hoja iluminada de un verde cerúleo acercandose al sol ardiente,
un gallo declarando su dulce canto al amanecer de la alborada,
el olor de un sensual café con leche a primera luz,
cuando somnolienta, me levanto de la cama
mientras mi esposo me entrega una taza para iniciar el día,
y entretanto, ¿el aroma de las alturas celestiales me despierta suavemente del sueño?
Santificado sea tu nombre.
¿Será ese nombre Dios, Alá, Père, Gud, Yahvé o Eloah?
¿Serán los árboles brillando suavemente en el victorioso viento,
las escandalosas olas rompiendo a lo largo de una costa salada,
el pájaro carpintero martillando el tronco de un árbol para escarbar su próxima comida?
¿Encontraré tu nombre en el niño buscando el pecho de su madre?
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Si tu reino algún día llegara, ¿cuándo será ese entonces?
Pidamos que ese glorioso reino aparezca para desmoronar un polvoriento crepúsculo,
¿O no has visto el astuto mundo arrasado en la miseria, despedazándose,
¿Con sus temblores de guerra y codicia y dolor?
El cielo parece utopía; sin embargo, también simula otro terrenal.
Nada aquí para remunerar fruto divino.
La agonía que enfrentan los migrantes, los hambrientos niños en nuestras fronteras,
Las agotadas madres que atan zapatos con mil cordones siempre deshaciendose,
Esas invisibles héroes sosteniendo pantalones rotos con agujetas para sus hijos débiles…
Mientras que los corpulentos barrigones recurren a sus palos de golf para seguir jugando en sus verdosos campos,
Sus cuentas de banco bailando con la opulencia de ellos pocos,
sus fraudes fiscales gravados solo para ellos cuantos, los de cuerpo cargado
detrás de esas ciudadelas cerradas, prósperos en su pomposo pretexto.
No obstante, los sumisos bajan cabeza, cansados sin descansar
entre las columnas enrejadas de esas puertas sin salida:
detención lo único que alcanzan dominar.
Dame hoy el pan de cada día;
Te lo ruego, oh Dios mío.
Dame esperanza, consuelo, dale a ellos—no a mí—esa piedad,
la que sabemos puede formar o destruir la vida…
y perdona mis ofensas,
por tener, por no compartir, por disfrutar de la vida, por no preocuparme
mientras los pequeños angelitos migrantes caminan esas miles millas,
persiguen sus cerradas sombras,
despiertan esos sueños empedrados de pesadilla…
Como también perdono a los que me ofenden;
déjame llorar junto al guapetón que levantó su mano contra mí,
al quien me llamó feos nombres, quien destrozó mi frágil ego.
Perdóname por haber traspasado contra lo mejor de mi propio ser.
y no me dejes caer en la tentación.
Déjame acertar la tranquilidad de la pasión, el fruto de la gratitud,
la abundancia de mi libre albedrío, la fortaleza de la misericordia.
Déjame encontrar a esa pequeña niña temblando, cubrirla de esplendor,
En abrigos de fuerza, de compromiso, del ángel inmaculado.
mas líbrame de todo mal. Líbrame a la misericordia…
ohDios mío
Poems by Ana Fores Tamayo have appeared in Acentos Review, The Raving Press, Rigorous, Chaleur Magazine, Memoir, Poxo Press, Chachalaca Review, The Evansville Review, K’in, Laurel Review, Down in the Dirt, Twist in Time, Selcouth Station, and Fron//tera, as well as in the anthologies Poets Facing The Wall (The Raving Press, 2018), edited by Gabriel H. Sanchez, and The Spirit It Travels: An Anthology of Transcendent Poetry (Cosmographia Books, 2019), edited by Nina Alvarez. Her photography has appeared in journals and has been exhibited in shows, often displayed along with her poetry.
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